viernes, 2 de mayo de 2014

homenaje póstumo, a la memoria de un gran Maestro, Federico Ferro Gay



Los siguientes poemas son un homenaje póstumo, a la memoria de un gran Maestro, Federico Ferro Gay (1926- 2006) por ese cariño que siempre nos mostró, gracias por la palabra, por la amistad.




La noche de Federico ferro gay



Carlos Macías Esparza



Era tarde casi noche, el sol se negaba a esconderse de detrás de las montanas



El olor a tortillas sobre el comal es un aroma que aun extraño, los frijoles hirviendo

sobre el fuego papa y sus historias yo y mi cerveza



Ya era noche y en medio de la gran modernización estaba mi casa de adobe a punto de derrumbarse



Si esa era una noche diferente lo podía sentir, ese canto de pájaros como un mensaje y las lagrimas de los cuervos que me volteaban a ver

Llego la noticia abrió la puerta como un ventarrón; a muerto un hombre



Entonces tome sus libros y leí sus dedicatorias, recordé sus consejos, sus regaños y me senté en el sofá, que mas da en el suelo y llore un poco y una nada



Sabía que había venido a despedirse a decirme; es una mentira, el hombre no muere, estaré en cada palabra en que se escriba el olvido



Acudí a verlo sobre el féretro, no pude ver su rostro se me doblaron las piernas, solo vi su fotografía, nos dijimos unas palabras y nos despedimos prometimos volver a vernos



Me marche siempre me voy huyo del dolor, lo deje atrás el me siguió, llore y me limpio las limpio las lagrimas, cantaron los pájaros en medio de la noche que traen cartas con una nueva dirección



2006







A Federico Ferro Gay





el sol desnudaba los arboles



se arrastraba en los cables de

electricidad junto al invierno



se que dentro de todo esto

hay una carta escrita



en las primeras líneas

alguien ha muerto



el alba se extiende

como si fuera

algo desconocido



la gente hace sonar los teléfonos

algunos dejan sus mensajes

otros cortan la llamada

antes de escuchar la contestadora



otros quieren saber si estoy triste



los amigos dejaron flores sobre el ataúd

de ese amigo que ha muerto





yo dejare palabras para que lo

cobijen debajo de la tierra



primero será su rostro

luego ese adiós

tatuado en mis manos



y mis ojos chocaran

y en la carne fría de su muerte





Rubén Macías



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